Por estos días en Colombia muchos andan indignados por cuenta de un estudio que muestra que nuestro país es el cuarto en América Latina con menor salario mínimo. Los 215 dólares de salario mínimo que tenemos solo superan a Brasil con 212 USD, México con 120 USD y Nicaragua con 115 USD. El clamor popular entonces es: hay que aumentar el salario mínimo por ley.

En su mayoría, quienes piden aumentos del salario mínimo tienen buenas intenciones y creen que de esa forma se ayuda a los más necesitados. Otros, solo se aprovechan de las demandas del pueblo para conseguir votos, aún cuando saben que este tipo de medidas perjudican justamente, y en mayor medida, a los más pobres.

Por estos días en Colombia muchos andan indignados por cuenta de un estudio que muestra que nuestro país es el cuarto en América Latina con menor salario mínimo. Los 215 dólares de salario mínimo que tenemos solo superan a Brasil con 212 USD, México con 120 USD y Nicaragua con 115 USD. El clamor popular entonces es: hay que aumentar el salario mínimo por ley.

En su mayoría, quienes piden aumentos del salario mínimo tienen buenas intenciones y creen que de esa forma se ayuda a los más necesitados. Otros, solo se aprovechan de las demandas del pueblo para conseguir votos, aún cuando saben que este tipo de medidas perjudican justamente, y en mayor medida, a los más pobres.

De nada le sirve a los más necesitados que les suban el salario mínimo si después de eso, con su sueldo, podrán obtener menos bienes y servicios que antes de que se realizara el aumento.

De otro lado, incrementos en el salario mínimo causan destrucción de empleo y frenan la creación de nuevos puestos. Aquellas empresas que no pueden trasladar el incremento del coste salarial a los precios de los productos, deberán buscar la forma de reducir sus costos, pueden despedir empleados o disminuir el número de horas contratadas. Si el precio de contratación de mano de obra aumenta, su demanda disminuye. Ahora bien, aún cuando suceda el mejor de los casos, aquel en el que los empresarios no se ven obligados a despedir empleados y pueden soportar el aumento de los costos salariales, incrementos del salario mínimo terminarán frenando la creación de nuevo empleo. Los estudios parecen coincidir en que un aumento de alrededor del 10 % del salario mínimo disminuye la creación de empleo en un 25 %.

La intuición, la lógica y los estudios nos dejan pruebas claras de que las consecuencias de aumentar el salario mínimo son negativas. Sin embargo, las excusas de quienes se empeñan en defender sus incrementos, no paran. Después de todo salir a prometer salarios mínimos más altos da muchos votos. A los buenos ciudadanos que incautos caen en los lindos discursos de los políticos hay que preguntarles: ¿Si el aumento del salario mínimo es tan bueno y saca a la gente de la pobreza entonces por qué no ponemos una ley para que los salarios mínimos sean de 1000 dólares? Si estas leyes funcionaran ya habríamos descubierto la cura para la pobreza.

El salario mínimo es tan malo que el éxito de los países que no tienen estas leyes es simplemente apabullante. Pero en lugares como Colombia ni siquiera se puede proponer su eliminación. Si usted se atreve a hacerlo será tildado de neoliberal desalmado. Afortunadamente yo no quiero nunca tener un puesto en la política entonces puedo decir lo que quiera y lo que mi moralidad me indique. Y lo cierto, aunque a muchos les asuste, es que la clave para crear más empleo y tener una economía próspera es el liberalismo económico, que pasa por medidas como eliminar el salario mínimo. Eliminarlo, ¡no aumentarlo cada que se pueda!

En este punto ya habrá algunos lectores diciendo que si eliminamos el salario mínimo los malvados empresarios terminarán pagando migajas a los empleados y todos seríamos más pobres. No es así. Si miramos lo que sucede en la Unión Europea, donde hay varios países que ya han eliminado el salario mínimo, lo que vemos es que son justamente esos países los que tienen mayores salarios promedios. Eliminar el salario mínimo beneficia a todos. El liberalismo económico enriquece a todos, principalmente, a los más pobres.

FUENTE: PAN AM