Altos funcionarios de Estados Unidos continúan brindando frases tajantes sobre la situación en Venezuela. Han sido una tras otra esta semana. Primero el vicepresidente Mike Pence, en un histórico discurso ante la Organización de Estados Americanos, dijo: “Los Estados fallidos no tienen fronteras”.

Luego el secretario de Estado, Mike Pompeo, suscribió su discurso; y la embajadora estadounidense Nikki Haley dijo frente a la Organización de Naciones Unidas que el dictador Nicolás Maduro debe renunciar.

Pero ahora ha vuelto Pence y tocó un tema pantanoso: la posibilidad de intervención militar en Venezuela para deponer a Maduro, que planteó por primera vez el presidente Donald Trump en agosto del año pasado.

Este nueve de mayo le preguntaron al vicepresidente: “¿Todavía está la opción militar sobre la mesa cuando hablamos de Venezuela?”. Pence fue conciso, pero dijo suficiente: “Estados Unidos no mirará a un lado mientras Venezuela se derrumba por la dictadura (…) el presidente Trump está completamente comprometido con hacer lo que sea necesario”.

“Trabajar con nuestros aliados en la región, para restaurar la democracia en Venezuela”, agregó Mike Pence.

En estos últimos días la postura del Gobierno republicano ante el autoritarismo de Maduro en Venezuela se ha hecho más firme. La retórica hostil ha escalado y funcionarios como Pence, Pompeo, Haley y el embajador en la OEA, Carlos Trujillo, coinciden en un discurso mucho más confrontativo y radical.

Como demostró la embajadora Nikki Haley en su último discurso, en el que dijo que “por la seguridad de toda la gente de Latinoamérica, es hora de que Maduro renuncie. No estoy segura de cómo haremos eso posible, pero sí sé que no podemos detenernos”; ya a Estados Unidos no le bastaría que el dictador impulse reformas. No sugiere a Maduro que restituya las libertades ni respete a la disidencia.

Mike Pence ha sido terminante. Ante la OEA, además de decir que “los Estados fallidos no tienen fronteras”, también aseguró que “Venezuela será libre”. Ello, junto a la decisión de no responder negativamente a la pregunta sobre la intervención militar, debería generar nerviosismo en el Palacio de Miraflores.

Fuente: Panampost