Donald Trump ha logrado desmontar el reconocido refrán que afirma que “perro que ladra, no muerde”. El mandatario que llegó a la Presidencia de Estados Unidos hace poco más de un año, cumplió gran parte de sus promesas: logró hacer retroceder a Corea del Norte ante sus acciones hostiles, bombardeó Siria para castigar violaciones a derechos humanos y se retiró del acuerdo nuclear con Irán. Todo indica que ahora irá por desmontar la dictadura en Venezuela.
Como nunca antes el gobierno de Estados Unidos ha emitido declaraciones contundentes contra el régimen de Nicolás Maduro; recientemente exigió la renuncia del dictador y a su vez advirtió que están dispuestos a hacer lo que “sea necesario” para que el pueblo venezolano recobre su libertad.
En primer lugar, el vicepresidente Mike Pence, en un histórico discurso ante la Organización de Estados Americanos, dijo que “los Estados fallidos no tienen fronteras”; esto en alusión a una posible intervención humanitaria.
Horas después de esa afirmación, Pence asomó la posibilidad de una intervención militar para deponer a Maduro: “Estados Unidos no mirará a un lado mientras Venezuela se derrumba por la dictadura (…) el presidente Trump está completamente comprometido con hacer lo que sea necesario”.
El vicepresidente que habló en nombre de Donald Trump, dejó en evidencia ante Venezuela y el mundo, que el mandatario continuará activando acciones para que el país suramericano recobre el camino de la democracia.
Las afirmaciones de los más altos funcionarios de Estados Unidos, la potencia mundial más poderosa del mundo, ofrecen una leve esperanza a los venezolanos; pues Trump ha demostrado que lo que promete, lo cumple, a pesar de los desacuerdos que pueda generar.
Hay que recordar que durante su candidatura a la Presidencia, Trump prometió la construcción de un inmenso muro para separar a México de Estados Unidos para evitar la migración ilegal; meses después estableció que en 2019 iniciará el levantamiento de dicha barrera que medirá unos 160 kilómetros.
Otra acción que dejó “boquiabiertas” a las naciones del mundo, fue el gran logro impensable de Trump al convencer a Corea del Norte de liberar a tres ciudadanos estadounidenses que mantenía cautivos; a esto se agrega que la diplomacia del mandatario estadounidense convenció al dictador Kim Jong Un de suspender sus pruebas nucleares y sus amenazantes lanzamientos de misiles de alto alcance.
Pero como si esto fuera poco, el presidente de Estados Unidos recientemente también decidió salirse del histórico acuerdo nuclear con Irán que también fue firmado por Rusia, China, Francia, Reino Unido y Alemania. Trump piensa que ahora puede renegociar un acuerdo en sus propios términos y afirma que el actual documento sólo posterga la obtención del arma nuclear por parte de los iraníes.
Asimismo, en abril, Estados Unidos anunció un ataque militar contra Siria coordinado con Francia y Reino Unido, en respuesta al ataque con armas químicas del régimen de Bashar al Asad contra el pueblo; esto en el marco de una flagrante violación a los derechos humanos por parte del gobierno sirio.
Con todas estas contundentes acciones, Trump deja en evidencia que si su prioridad es ayudar a solventar la crisis en Venezuela, lo más probable es que haga hasta lo imposible por lograr la caída de Nicolás Maduro, sobre todo, porque gran parte de su cúpula política y militar está “hasta el cuello” involucrada con el narcotráfico y el terrorismo.
Hay que reconocer que el primer país en asumir sanciones contra la dictadura en Venezuela fue Estados Unidos; empezó castigando a funcionarios del chavismo corruptos y violadores de derechos humanos, y ahora continúa con acciones económicas que achican el panorama político y económico del régimen.
Con la llegada a la Casa Blanca, Donald Trump ha intensificado la presión al Gobierno venezolano con continuas rondas de sanciones económicas individuales y también financieras.
Estados Unidos mantiene a 57 funcionarios del chavismo en una lista negra de sanciones, en la que no solo les bloqueó sus bienes y activos, sino que además les negó el ingreso a suelo norteamericano. Del mismo modo, prohibió tanto a empresas como a ciudadanos estadounidenses tener relación comercial alguna con cualquiera de los sancionados.
En agosto de 2017, Estados Unidos anunció sus primeras sanciones económicas contra el gobierno de Venezuela, lo que representó un duro golpe financiero para el país suramericano sostenido por la dictadura de Nicolás Maduro.
Prohibió al régimen de Maduro y a su petrolera estatal, Petróleos de Venezuela SA (Pdvsa), vender nuevos bonos a estadounidenses o a instituciones financieras del país norteamericano.
Todo esto llevó a Maduro a crear una supuesta criptomoneda chavista llamada “Petro”, para evadir las sanciones; lo que trajo como respuesta de Trump la prohibición desde Estados Unidos de cualquier transacción con la cibermoneda chavista.
Queda esperar entonces qué nuevas acciones tomará el gobierno de Estados Unidos sobre Venezuela, por lo pronto sabemos que Trump ha dejado claro que su meta es que Nicolás Maduro abandone la Presidencia.
Fuente: Panmpost
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