Las no calculadas ventajas de tener a Bachelet en la ONU (Twitter)

Más allá de lo que el título pueda sugerir, quisiera presentarles algunas razones interesantes de por qué, pese a toda la razonable crítica que ha tenido, el nombramiento de la expresidenta Michelle Bachelet como alta comisionada de la ONU para los DDHH no es necesariamente malo para la centro derecha en Chile.

Claro que molesta y perturba ver cómo a este organismo internacional que no ha sido capaz de cumplir su misión de resguardar la paz en el mundo, que solo sirve de recicladero de gobernantes extenuados y muchos de ellos bajo sospecha de corrupción, añada a su equipo para los cargos inventados, la figura de Michelle Bachelet.

Es difícil de entender para la mayoría de los chilenos que votaron que ella y su legado no gobernaran más, que votaron para que los secretos a voces sobre corrupción cesarán de una vez bajo un gobierno al menos algo más honesto (Nunca se sabe y en política es difícil poner las manos al fuego por alguien).

La expresidenta representa no un legado de avances, sino una pesada “herencia” de deudas, cultura de corrupción, de la inepcia e inoperancia, del mínimo esfuerzo, de arreglar todo con palabritas, sonrisas y discursillos, pero sin acciones pertinentes y oportunas. Ella representa la cultura de la excusa por la mediocridad, el “cada día puede ser peor”, la doble moral de condenar algunas dictaduras menos las de sus amigos.

Por ello, este nombramiento en un cargo internacional de esta connotación,  genera enorme resistencia en la ciudadanía que en su mayoría votó por Sebastián Piñera, precisamente porque esperaban que fuera lo opuesto a ella.

Es comprensible la molestia pues la dama de los amiguismos, que utilizó su alto cargo para llenar el aparato público de camaradas y combatientes, que está bajo la sospecha de malversación de fondos públicos y tráfico de influencias para no solo beneficiar a su hijo sino que además tuvo el desatino de creer que estaba bien pagar la defensa legal del mismo con dinero de todos los chilenos, esté ahora sacando su cartita bajo la manga con un puesto en las Naciones Unidas.

Se entiende la rabia incluso de aquellos que alegan que esto se trata de un blindaje para no tener que responder por el perjuicio económico a la nación, para evadir la justicia en torno al tráfico de influencias y financiamientos ilegales de campaña además de quizás cuantos otros detallitos que siempre surgen cuando una figura como ella se ve con poder, como por ejemplo, ejercicio ilegal de la profesión médica. Es tan fácil probar que en efecto es doctora, ¡pero no lo hace! El asunto es que quizás simplemente no puede, porque no es médico.

Otra de las posibles causas que ameriten blindaje, aparte de su dolo en el tema de violaciones a los DD.HH a niños del SENAME durante su nefasta administración,  es su responsabilidad en las muertes ocurridas en el terremoto del 27 de Febrero del 2010, en la cual su participación es innegable.

Con todo este contexto de desastrosa gestión y deficiente, por decirlo menos, contenido moral como para si quiera pensar en liderar cualquier cosa, es completamente entendible que muchos chilenos, que sí sufrieron el horrible y pésimo gobierno de Michelle Bachelet, manifiesten su molestia y rabia frente a una posible impunidad, pero si analizamos la situación un poco mejor, quizás esto que a primera vista se ve como un premio a la bajeza, podría en realidad ser un favor involuntario de la izquierda.

Derechos Humanos. ¿Quién podría negar que Venezuela, Cuba, Corea del Norte y Nicaragua entre otros, no se han convertido en crueles y sanguinarias dictaduras donde el estado con un gobierno despiadado, aplasta la libertad de la ciudadanía? Pues solo un izquierdista podría y aún más, hasta quizás las justifique.

En este sentido Estados Unidos ya emplazó a nuestra flamante expresidenta a manifestar una crítica firme en pro de los DDHH que están siendo aplastados en estos países, lo cual por supuesto significará una horrible contracción en el interior de la dama pues su corazón es innegablemente comunista con todo lo que implica (su adoración por dictaduras y dictadores de izquierda).

El punto es que en su nuevo cargo tendrá que transparentar su posición y de hacerlo pueden pasar dos cosas.

  1. Las ansias de poder son tantas que negará a sus amigos de la izquierda por las migajas de la ONU que quizá hasta la pueda perfilar como candidata 2022 criticando firmemente las dictaduras antes mencionadas y todas las demás, pero esto significará que la negación viene de vuelta. Todo aquello que ella seguramente ha ayudado a encubrir para su propia seguridad, se le vendría encima y cuando ella sea cuestionada en términos de probidad, no habrá nadie que le cuide las espaldas en esta nefasta comunidad del puño en alto de Latinoamérica.
  2. Hace claro su apoyo al elenco de genocidas y psicópatas que conforman su grupo de amigos socialistas. Esto le granjeará el directo repudio de la ciudadanía chilena que ve mayoritariamente con malos ojos estos regímenes. Con esta acción, sepultaría para siempre cualquier posibilidad de candidatura en lo que sea y quizás con ello, cualquier esperanza de recuperar el poder del cual sabe muy bien cómo sacar provecho.

La verdad es que este cargo que hoy ostenta desde su ficticia superioridad moral y que pavonea cual beata, la está poniendo en una situación imposible y tarde o temprano tendrá que establecer una posición.

Lo bueno es que no tiene una posible respuesta correcta y esto para la libertad y el bienestar de Chile es una muy buena noticia, pues ella representa a la izquierda y su definición pondrá a esa izquierda en el epicentro del juicio. Es decir, lo que le pase a ella, lo arrastrará su sector en Chile.

Quizás nos molestamos por ver el aparente triunfo de la impunidad y la inoperancia, pero hay que recordar que la justicia tarda, pero siempre llega.

 



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